Hace ya mucho tiempo que
somos multitud las navarras y navarros que tenemos un sueño recurrente: un día
soleado nos levantamos de tan buen ánimo porque nos hemos convocado para una
movilización que sentimos el hormigueo de la expectativa de lo nuevo en el
cuerpo… Una creciente riada de gentes de toda edad y condición camina por las
calles y va confluyendo en una gran plaza hasta formar un colorido mosaico de
personas que representa a todas las sensibilidades y sectores castigados por
décadas de un régimen en crisis. Nos reconocemos y nos saludamos con amigable
complicidad, pues ha ocurrido lo imprevisible: por el solo hecho de estar allí,
compartiendo ese espacio-tiempo de confluencia, tenemos la convicción colectiva
de que, por fin, estamos plantando, profundamente, la semilla del cambio en
terreno fértil.
Porque esa movilización no
es una de tantas -todas necesarias- solo por lo mío o por lo tuyo, sino por lo
de todas y todos. Porque es una movilización conjunta que, rompiendo las
barreras entre ideologías e identidades diversas, busca radicalmente el bien
común. Porque es una movilización inclusiva y transversal que reclama y se
enriquece con la participación de todas las personas excluidas y expoliadas por
la crisis del sistema. Porque, más allá del happening festivo de la protesta,
esa movilización proyecta una poderosa pero tranquila rabia de clase, la de la
mayoría de abajo frente a la minoría de arriba. Porque hemos dejado de exigir
pequeñas demandas y nos hemos atrevido a abrir, a construir, a materializar
allí mismo, sin más aplazamientos, la vía hacia una alternativa democrática
desde la participación social. Y, sobre todo, porque tenemos el convencimiento
de que sólo es la primera cita de una movilización cotidiana, ya que hemos sido
capaces de crear una sólida red y una base popular y organizativa para generar
un cambio real hacia otra Navarra mucho más social y democrática que la actual,
capaz de revertir sus políticas antisociales y revisar sus anquilosadas estructuras.
¿Un sueño revolucionario? Quizá, de momento, sólo un sueño por la supervivencia
y por la dignidad de esa Navarra que no se resigna ni al miedo, ni al engaño ni
a la sumisión.
En el acto de presentación
de la Asamblea por el Cambio Social celebrado el pasado diciembre ya tuvimos un
atisbo de ese sueño: testimonios diversos por el cambio asentados en 14 ejes de
consenso y más de 200 compromisos de personas vinculadas a 60 organizaciones y
de particulares; un buen comienzo que nos confirmó que ese cambio impulsado por
un puñado de lúcidas soñadoras y soñadores es posible.
Pero este sueño no se
cumplirá realmente si no nos sumamos mucha más gente al gran auzolán previo;
agitando, dialogando, persuadiendo y comprometiendo, persona a persona,
merindad a merindad, a las compañeras y compañeros de los sectores de la salud
y la educación, de las personas mayores y la juventud, de la vivienda y la
migración, del campo y la ecología, del euskara y la cultura, de la solidaridad
y la cooperación, de la renta básica y la dependencia, del feminismo y la
igualdad de género, de las fábricas y la universidad… Si esas personas
concretas que conocemos, ya participen en sindicatos, partidos, asociaciones,
colectivos, movimientos -especialmente en esas otras iniciativas como la Carta
social de Euskal Herria, la Junta Republicana y la Cumbre Social-, o la
ciudadanía cercana de nuestros familiares y amistades, no damos un paso al
frente y nos creemos ese sueño, aportando nuestro granito de confianza y de
implicación…
¡Demasiado trabajo para
cualquier grupo, incluso para uno tan entregado y voluntarioso como el de la
Asamblea por el Cambio Social! Demasiado, ciertamente, sin tu contribución,
lector o lectora inquieta, como agente comprometido con el cambio, que puedes
iniciar enviando tu adhesión y sugiriéndonos tu pequeña colaboración
(http://www.asambleaporelcambiosocial.org/compromiso-konpromezua/). Pues
son muchas las acciones que ya puedes emprender por tu cuenta o en grupo, en la
calle o en las redes y, la más inmediata: participar el sábado 25 de enero en
la asamblea creativa para acordar el contenido y la forma de esa movilización,
y para repartirnos a continuación las pequeñas tareas de comunicación y
organización, tan necesarias.
Queremos que esa
movilización que soñamos sea en verdad diferente, tan numerosa y diversa como
seamos capaces de conseguir y tan llena de creatividad y energía que nos cargue
las baterías de la rebeldía para una campaña que, más allá de los hitos
puntuales, ya sabemos que será de largo recorrido.
Ayúdanos a crecer y a
profundizar, a compartir y extender este sueño por el cambio, descolonizando
nuestro imaginario de las reticencias y pesimismos del pasado y apostando por
esa movilización diferente en la primavera de 2014. Para que el sábado 12 de
abril se convierta en la oportunidad para despertar el germen de un verdadero
cambio social y político en Navarra…
Xabier Ametzaga, Iñaki
Arzoz, Alejandro Arizkun, Ainhoa
Aznárez, Chema Berro, Javier Echeverria, Fernando Espinosa, Santos Galdeano,
Jesús Garijo, Pilar Hurtado, Alizia Izal, Felipe Martín, David Marzo, Manuel
Millera, Iñigo Muerza, Txemi Pérez de Eulate, Tere Sáez, Mikel Sanz, Mikel
Saralegi, Cecilia Themme, José Luis Uriz, Patxi Zamora.