martes, 10 de diciembre de 2013

EL MITO DEL HÉROE DENTRO DEL MITO DE LA CAVERNA. (EN CIERTO MODO UN HOMENAJE MUCHO MAS REAL A NELSON MANDELA, AUNQUE NO LO PAREZCA)



EL MITO DEL HÉROE DENTRO DEL MITO DE LA CAVERNA



PEDRO PRIETO

6/12/2013

Estos días nos llegan, a los que vivimos prisioneros del mito de la cueva de Platón, las sombras que proyecta la hoguera que alimentan los grandes medios de difusión occidentales  (única forma de ver la realidad en este mundo de los sentidos), sobre la figura de Mandela.

Nos abrumarán durante días o meses después de su muerte infinidad de sombras que pretenden ser la apariencia, más que la esencia de la realidad: Mandela fue un coloso, un titán, un milagro, un ejemplo de reconciliación, un adalid del perdón, el gran héroe surafricano, africano y mundial,  el líder de la concordia y miles de adjetivos más.

Si uno sólo de los prisioneros de los grandes medios de difusión occidentales, pudiese salir de esta cueva platónica donde nos proyectan lo que debemos considerar realidad y volverse hacia la luz de la hoguera, quizá viese una realidad diferente, más profunda y completa, la causa y fundamento de las sombras, que son sólo las apariencias sensibles.

Platón entrevé una alegoría al esfuerzo socrático de ayudar a los hombres a llegar a la verdad y concluye que si ese prisionero liberado, después de haber visto otra realidad, volviese hacia sus antiguos compañeros e intentase liberarlos para mostrarlos un enfoque diferente desde el otro lado de la cueva, éstos se burlarían probablemente de él y juzgarían que se ha quedado ciego al pasar de la luz del Sol (metáfora del bien y de la realidad, sobre la ilusión de las sombras de nuestra cotidianeidad) a la oscuridad de la cueva y que incluso sus compañeros prisioneros serían capaces de matarlo en cuanto tuviesen la oportunidad, como le sucedió a Sócrates.

¿Qué otras realidades hay, pues? ¿Qué puede ver uno al otro lado de la hoguera, al salir a la luz del sol y dejar la cueva?

A mi me llama la atención la forma de crear mitos que tiene el poder, sobre todo el poder moderno, el de los grandes medios. Y no porque Mandela no haya sido un ejemplo de perfección humana, sino por cómo nos lo presentan.

Se dice a los pobres del mundo, a esos miles de millones de desheredados de este gran valle de lágrimas: ahí tenéis el ejemplo a seguir: el hombre que aguantó pacíficamente 27 años de cárcel esclavizado y oprimido por sus verdugos racistas, fascistas y segregacionistas; por unos verdugos genocidas, pero que cuando sale de la cárcel, termina perdonando a esos verdugos y genocidas y los mantiene en el poder real, mientras él acepta sumiso el poder virtual, el de representación. Ese debe ser vuestro héroe.

Estos días, irán a rendir homenaje a Mandela líderes de todo Occidente, muchos de los que ya estaban en el poder o aspirando a él, cuando en Sudáfrica Mandela penaba en la cárcel, sin que en las hemerotecas se pueda encontrar ni una sola palabra de estos otros líderes exigiendo la libertad de este preso, ya famoso y de las decenas de miles que también penaban junto a él por el mismo delito de no querer estar sometidos.

Mandela pasa en prisión desde 1962 a 1990. En ese periodo, ya gobernaban en sus países gentes como el rey Juan Carlos y su mujer, los presidentes Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan y Bush Padre en EE. UU.; la reina de Inglaterra, Isabel II, durante todo su reinado, siendo reina del país racista sin ningún empacho y sin que se la haya oído pedir perdón por las atrocidades cometidas en su colonia durante su reinado, ni haber roto relaciones con el gobierno también racista. En Francia gobernaron De Gaulle, Pompidou, d’Estaing y hasta Mitterand (autodenominado socialista), mientras Mandela y miles penaban con un gobierno racista y genocida con el que Francia mantuvo siempre muy buenas relaciones. Y así sucesivamente. Sus sucesores volarán a los funerales a rendir homenaje, como si siempre hubiesen sido respetuosos con los derechos negados a Mandela y a millones como él.

Si se revisan sus viajes internacionales, la inmensa mayoría de estos líderes que hoy lloran con lágrimas de cocodrilo a Mandela y lo ponen de ejemplo para que los pobres del mundo imiten su mansedumbre y absoluta falta de sed de justicia, fueron a estrechar manos a los inmundos racistas y segregacionistas de los presidentes surafricanos como Swart (1961-1967), Naudé (1967-1968), Fouché (1968-1975), De Klerk (Johannes, 1975), Diederichs (1975-1978), Viljoen (1978 y 1979-1984), Vorster, (1978-1979), Botha (1984-1989), Heunis (1989) y finalmente De Klerk (Willen, 1989-1994), que finalmente se tuvo que rendir a la evidencia y terminó liberando a Mandela.

Otra forma de ver el cinismo occidental desde fuera de la mítica cueva de las sombras platónica es analizar los premios concedidos a Mandela. De los cincuenta doctorados Honoris Causa y cientos de premios y galardones, apenas uno de ellos el Bharat Ratna se lo concedieron en la India (el de mayor prestigio allí, y único extranjero al que se lo concedieron junto a Teresa de Calcuta) fue en 1958, en plena lucha contra el gobierno racista que también combatió Gandhi. El resto, la inmensa mayoría, le fueron concedidos a toro pasado, cuando ya estaba fuera de prisión y era figura internacional, a pesar de muchos, y el gobierno racista había perdido el poder nominal. Sólo el Simón Bolívar le fue concedido con Mandela todavía en prisión (1983), así como el oportunista premio Sajarov en 1988, cuando ya era un clamor que había que hacer algo con este hombre y el Premio Internacional Al Gadafi por los Derechos Humanos (1989) le fueron concedidos estando todavía en prisión, pero a punto ya de salir. El resto esperaron pudorosa y vergonzosamente a que su salida le hiciese mundialmente famoso. Hay silencios que hablan por sí solos.

Otro de los grandes silencios de los medios de estos días, grandes proyectores de sombras distorsionadas a conveniencia, es el feo asunto de la bomba atómica sudafricana. Los gobiernos racistas de Sudáfrica comenzaron en 1969 una carrera nuclear y empezaron a enriquecer uranio, sin que ninguna de las grandes potencias que ahora tanto se rasgan las vestiduras con Irán, hubiese dicho ni pío. En 1977 un satélite de vigilancia soviético detectó un polígono de pruebas nucleares en el desierto de Kalahari. Los soviéticos alertaron a los EE. UU. que sobrevolaron con aviones espías y confirmaron las sospechas soviéticas…pero sin hacer gran cosa. El Washington Post publicó en agosto de 1977, un artículo citando a un militar estadounidense que aseguró que estaban seguros de que las preparaciones eran para una prueba nuclear. Los occidentales dijeron haber aumentado la presión diplomática con la amenaza de “aislara Sudáfrica de todas las antiguas colonias francesas”. Una presión ridícula y desde luego muy cínica, si se la compara con la que lleva años sufriendo Irán, al que jamás le han descubierto ningún polígono de pruebas nucleares. En esos años, la cooperación para desarrollo, pruebas y ensayos de armamento nuclear entre dos Estados racistas y segregacionistas, como Israel y Sudáfrica quedó totalmente constatada. La falta de voluntad de intentar parar la culminación del arma nuclear en Sudáfrica (o en Israel) por parte de Occidente, lo muestra el hecho de que los años posteriores, la racista Israel llegase a producir más de un centenar de bombas atómicas y que la segregacionista Sudáfrica siguiera adelante con su programa atómico. Cuando llegó el momento de no poder resistir más la liberación de Mandela, ese mismo año, el entonces presidente racista de Clerk notificó internacionalmente la fabricación de su primera bomba atómica. Y solo cuando ya intuían que si abrían cualquier tipo de urna, Mandela, un pacifista negro, llegaría al poder, en 1993, de Klerk anunció que desmantelaría seis armas nucleares que ya habían producido y permitió a la AIEA, ahora tan estrecha para con Irán, que comprobase este extremo y firmó el tratado de Pelindaba, declarando a Sudáfrica libre de armas nucleares, justo para que Mandela llegase sin este recurso a ejercer su poder virtual.

Es decir, nuestro querido Occidente, que da lecciones al mundo de cómo ser demócrata y respetuoso con los Derechos Humanos, hacía la vista gorda con fascistas racistas y segregacionistas para que construyesen armamento nuclear y callaba, consentía e incluso fomentaba, bien por inacción o incluso por cooperación y apoyo directo, los crímenes y abusos contra la población mayoritariamente negra de Sudáfrica. Y por supuesto, no podía tolerar que un pacifista como Mandela tuviese un maletín con el botón para lanzar seis bombas atómicas. Netanyahu sí puede, Mandela, no.

Esta es la verdadera imagen directa y de la razón que no verán los prisioneros de la cueva de las grandes mentiras de la televisión y demás medios occidentales.

Negros y pobres del mundo. Humillados violados y vejados del mundo: seguid el ejemplo de Mandela, nos dicen proyectando la imagen en la cueva: aguantad cárcel durante décadas, aguantad humillaciones, postergaciones, abusos, crímenes y si llegáis a salir de la cárcel algún día y por alguna misteriosa conjunción planetaria, llegais a poder detentar el poder, aunque sea virtual, no olvidar dejar incólumes a los criminales, apelando a la necesidad de reconciliación, del perdón y de la concordia. ¿Les suena este mensaje? Lo lleva predicando (no con el ejemplo) dos milenios alguna iglesia: aguantad que en la próxima vida todo será mejor. Ahora, a tragar y si toca, a perdonar (los de abajo a los de arriba, no al revés) 

Nosotros, los ricos, los White Anglo-Saxon People (WASP), los grandes de España y del mundo, las élites, los de siempre, el 1%, podemos, mientras tanto, seguir con nuestros propios héroes sin que se nos caiga la cara de vergüenza ni tengamos que pedir perdón por nada. Así, podremos seguir alabando las proezas de John Wayne asesinando indios a mansalva, con la misma falta de conciencia de culpa con que yo derribaba a los patitos en las ferias con la escopetilla de plomos. Podremos seguir admirando a Isabel la Católica, aunque secuestrase niños e hiciese barbaridades múltiple con los pobladores ibéricos musulmanes y judíos, porque era nuestra y era de comunión diaria, como nuestro actual ministro del Interior, el de las concertinas (¡bonito nombre para tal instrumento!) como elemento democrático y disuasorio. Colóquense, dice el ministro con la misma autoridad con que Chávez decía "exprópiese" y luego se va a comulgar en ayunas, eso si a la capillita privada. Podremos seguir teniendo de héroes a Hernán Cortés y a Pizarro, dos sanguinarios personajes que no tenían que perdonar nada a nadie y menos a Moctezuma o a Atahualpa. Podremos seguir alabando al enano saltarín de Napoleón en las escuelas francesas, aunque llenase de sangre Europa, eso si, en defensa de la liberté, egalité y fraternité y de la modernidad y el progreso. Seguiremos teniendo museos dedicados al insigne Leopoldo II de Bélgica, el gran genocida del Congo, en el que los negros se disecaban como en el museo de Banyoles, junto a los “monos de otras especies”. Nosotros, los que nos creemos blancos y nos sabemos superiores, podremos seguir teniendo gurkas asesinos en serie en el ejército británico para degollar soldados argentinos ateridos de frío en Malvinas, porque como decía Gila “A mi me gusta la guerra, porque matas y no te dice nada la policía”. Nosotros, podemos seguir teniendo senadores cuyos papás todavía vivos y antiguos senadores, votaban en 1963, que los negros estadounidenses tenían que ir en la parte de atrás de los autobuses, mear en váteres diferentes y no podían ir a la Universidad, pero que hoy dan clases de democracia a todo el mundo.

Nosotros, las élites, no tenemos por qué tener héroes que aguanten prisión durante décadas y sufran torturas y vejaciones sin cuento y  que luego cuando lleguen al poder, perdonen o que sean magnánimos con sus verdugos. Mejor tener héroes que asesinen bien y masivamente, pero que cumplan su objetivo y sean “eficaces” y “competitivos”. Viva el Capitán Trueno, el Capitán América, el racista Tintín, viva Don Pelayo y Santiago y cierra España. Viva Randolph Hearst y Monroe y su doctrina “asimétrica” americana. Que Sajarov que inventó la bomba H, y la puso en manos de los militares soviéticos, pueda ser Nobel de la Paz, simplemente porque luego abjuró del comunismo. Que sean Nobeles de la Paz Menahem Begin o Sadat u Obama, otro blanco honorario (Chomsky dixit) como Mandela.

Pero, señores y señoras, no se crean ustedes que por ser españoles ya son necesariamente blancos de primera o élites del 1%. Nosotros tenemos también nuestras cuevas particulares, donde nos proyectan las sombras que quieren convertirnos en realidad. El día antes del 35 aniversario de la aprobación de la última Constitución española, se emitía en la gran caverna mediática de RTVE, por enésima vez (una mentira repetida mil veces, se convierte en una realidad. Goebbels), un extenso monográfico sobre otro de nuestros héroes: Adolfo Suárez, otro ejemplo de transición y perdón, aunque mucho más chusco que Mandela. Porque éste no sólo no pasó prisión ni vejaciones, sino que llegó vestido de falangista (Ministro Secretario General del Movimiento). Pero amigo, tiene carácter de héroe, porque también dejó a criminales y genocidas impunes  y con todo su poder real y efectivo, apelando a la necesidad de una “transición” pacífica. Todavía hoy los gobiernos actuales siguen llenos de cachorros de notables franquistas. Todo un ejemplo de cómo se nos induce un modelo de héroe de cagarruta, al grito de “podía haber sido peor y haber vuelto a otra guerra civil”. Todavía hoy, 35 años después de la Carta Magna, siguen los cadáveres de miles de asesinados en las cunetas, sin poder ser llevados al cementerio; por no hablar de un mínimo de justicia para las víctimas.

Nosotros, los don nadie tenemos que adoptar el modelo de héroe que si llega de milagro a algún tipo de poder, debe perdonar a los grandes criminales y torturadores. Los de siempre, los torturadores habituales, los grandes genocidas, no perdonan nunca.

Así es la caverna de Platón y así se lo cuento desde fuera de la misma. Ahora si quieren, me cuelgan de los pulgares, por haberles dejado algo incómodos mientras leen esto. Madiba, descansa en paz, que tu no tienes la culpa de esto. La tienen los que manejan los proyectores en la caverna.

1 comentario:

  1. Bien dices, Pedro: Madiba, descansa en paz!

    Pero, podemos descansar en paz nosotros?


    Cuando cierro los ojos sólo veo
    hambre, injusticia, destrucción,
    miseria, contaminación...
    Y os juro que ver eso no deseo.

    Prosigue la visión sin titubeo:
    guerras, petróleo, expoliación,
    odio, egoísmo, violación
    de derechos humanos... ¡Me cabreo!

    ¿Hasta cuándo vamos a soportarlo?
    ¿Hasta cuando vamos a consentir?
    ¿No es hora ya de denunciarlo?

    ¿No es hora ya de maldecir?
    ¡Ha llegado la hora de proclamarlo!
    ¡Ha llegado la hora de combatir!

    AMADEUS
    Navarra, entre el 11 y el 15 de diciembre de 2007

    Solidaridad, Salud y Salu2,

    AMADEUS

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