jueves, 3 de marzo de 2011

La batalla de las redes

La batalla de las redes

Blogpost por
Jose Luis García Ortega - febrero 23, 2011 en 9:21

Los continuos ataques a las renovables, perpetrados por las eléctricas directamente o a través de los gobernantes a su servicio, no son en absoluto casuales. Existe un conflicto de fondo que es inevitable. Y no es una cuestión ideológica, sino técnica y económica.

Se explica muy bien en el informe de Greenpeace “La batalla de las redes”. Resulta que para que dispongamos de electricidad siempre que la necesitamos, las compañías eléctricas tienen que cuadrar, en cada instante, la demanda de electricidad y la producción de electricidad. Siempre que accionamos un interruptor, debe haber alguna central funcionando para que la electricidad fluya, y en la cantidad exacta. La cosa no es simple, ya que la demanda de electricidad es siempre variable, por lo que las centrales de generación, en su conjunto, tienen que “seguir” a la demanda.

Ese trabajo de “seguir” la demanda tradicionalmente se hacía con las centrales hidroeléctricas, de fuel o de gas. Y al mismo tiempo estaban las centrales nucleares y de carbón, funcionando a “piñón fijo” todo el tiempo. Es lo único que pueden hacer.

Sin embargo, en los últimos años el rápido crecimiento de las energías
renovables está obligando a repensar cómo funciona esto. En nuestro país, las renovables suministraron en 2010 un 35% de la electricidad (mientras que la nuclear aportó sólo un 21% y el carbón un 8%), convirtiendo a España en un exportador neto de electricidad hacia Francia. Las renovables han llegado ya a proporcionar más de dos tercios de toda la electricidad en algunos momentos. Y la renovable más utilizada hasta ahora es la eólica, ya que es la que menos cuesta.

El problema viene cuando coinciden momentos de baja demanda eléctrica con una alta disponibilidad de viento. Entonces, ante la imposibilidad de detener las centrales nucleares, se da la orden de parar parques eólicos, dejando perder cientos de megavatios limpios. Es decir, tenemos la solución de energía limpia disponible, pero las mismas energías que causan el problema ambiental son la barrera técnica para que la solución se aplique. Y si las renovables siguen creciendo, el problema seguirá agudizándose.

Para resolverlo, hay dos posibles soluciones. Una es la que explica el informe “La batalla de las redes”: la combinación de fuentes renovables variables con otros sistemas de generación flexibles, que los hay renovables y no renovables, junto con sistemas de gestión inteligente de las redes. Si queremos aprovechar toda la energía renovable, limpia y autóctona, de que disponemos, necesitamos un sistema energético flexible, con redes inteligentes y centrales que puedan modular su producción. Y las centrales que no sean capaces de adaptarse al nuevo sistema deben ir fuera. Es decir, hay que programar el abandono de las peligrosas e inflexibles centrales nucleares.

Naturalmente, esa solución no les gusta nada a las compañías eléctricas dueñas de las nucleares, que a su vez son las dueñas de las centrales térmicas y encima lo son también de los cables por los que se mueve la electricidad. Ellas proponen otra solución más a su gusto: que se pare el crecimiento de las renovables. No les falta razón, si seguimos metiendo renovables en el sistema, las centrales “de toda la vida” pierden dinero. Así que el conflicto está servido.

¿Tú qué solución prefieres?

Jose Luis García Ortega, Responsable Proyectos Energía Limpia de Greenpeace España

- Informe "La batalla de las redes"

(http://www.greenpeace.org/espana/es/reports/La-batalla-de-las-redes/)


- Campaña de Cambio climático de Greenpeace

(http://www.greenpeace.org/espana/es/Trabajamos-en/Frenar-el-cambio-climatico/)


Parto de la base, después de haber realizado un pormenorizado análisis, que, independientemente de su impacto ecológico, que no es despreciable, las tecnologías de generación eléctrica a partir de combustibles fósiles y Uranio, no van a ser capaces de atender a las necesidades mundiales de la demanda energética, pues todas ellas están próximas al "peak".

Por lo tanto nos enfrentamos, nos guste o no, a la necesidad de ir reconvirtiendo nuestro actual sistema de generación eléctrica, a uno que se soporte exclusivamente en fuentes renovables. Sin descartar a ninguna tecnología, lo cierto es, que en la actualidad, y por el momento, la única alternativa de generación de fuentes renovables, con una TRE (Tasa de Rentabilidad Energética, definida como el cociente entre la energía generada durante toda la vida del sistema, dividida por toda la energía necesaria para el funcionamiento del sistema desde la fabricación de los equipos hasta su desmantelamiento) superior a 10 es la eólica. No descarto que el resto de tecnologías lleguen en un futuro a alcanzar cifras sino similares si suficientes para ser tenidas en consideración en un sistema sostenible.

Mientras eso ocurre, lo razonable es tratar de diseñar un sistema que sea capaz de satisfacer nuestras necesidades energéticas basado fundamentalmente en la eólica.

Para ello hay que hacer frente al talón de Aquiles de dicha fuente: su intermitencia.

Bien es cierto que la interconexión de las redes ayuda en parte a resolver dicha variabilidad, pero no es menos cierto que resulta insuficiente.

La única alternativa por el momento para hacer frente a esa variabilidad es el almacenamiento de la energía, y en el estado actual de las tecnologías de almacenamiento energético, la única alternativa energéticamente rentable para almacenar cantidades masivas de energía es la hidráulica.

Por ello entiendo que resulta capital aumentar, me refiero al caso español, ya que en cada país o región hay que analizar cuáles son las mejores alternativas, la capacidad de las centrales mixtas de bombeo.

No pretendo, al menos en una primera fase, que se construyan nuevos pantanos, tanto por la inversión energética, como por el impacto ecológico que ello supone.

Lo que propongo es una progresiva reconversión de los actuales embalses y centrales hidroeléctricas convencionales, en centrales mixtas de bombeo, mediante la interconexión de los embalses más próximos, con instalaciones de bombeo. Tanto el coste energético como el impacto ecológico de dicha propuesta, que en todo caso, habría que analizar en detalle, creo que serían asumibles.

De esta forma podríamos absorber mayores cantidades de generación eólica sin tener que desperdiciar los kilovatios generados en los momentos de máxima eolicidad, mediante el bombeo de los embalses inferiores a los superiores, y hacer frente a las mayores necesidades de la demanda, si Eolo no nos proporciona los kilovatios necesarios, mediante la turbinación del agua almacenada en los embalses superiores.

Dicha actuación debería ser progresiva y paulatina, y revisable en la medida que el resto de tecnologías de generación de fuentes renovables fuesen incrementando su TRE.

Obsérvese, que en ningún momento estoy hablando de rentabilidad energética, porque dicha rentabilidad depende de factores relativamente poco importantes: el dinero se puede crear a nuestro antojo (basta que la Reserva Federal, o los distintos Bancos Emisores del planeta lo decidan), mientras que la energía es algo físicamente escaso.

Por lo tanto, exhorto a Greenpeace, a que después de analizar detenidamente los pros y los contras de mi propuesta, la recomiende como una medida efectiva para hacer frente al negro panorama energético que tenemos delante de nosotros.

Solidaridad, Salud y Salu2,

AMADEUS

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