domingo, 6 de marzo de 2011

El fin del petróleo barato obliga a un cambio de hábitos



PÚBLICO.ES

El fin del petróleo barato obliga a un cambio de hábitos

El oro negro no volverá a los 20-30 dólares por barril a los que cotizaba hace siete años. La necesidad de reducir la dependencia del crudo forzará nuevas prácticas en la movilidad, el urbanismo y el uso de la energía

A. M. VÉLEZ MADRID


06/03/2011 09:15 Actualizado: 06/03/2011 11:4

La era del petróleo barato se acaba. Tras el respiro de 2009, propiciado por la mayor crisis global desde la Gran Depresión, los precios del crudo llevan dos meses por encima de los cien dólares por barril. Han rebasado la "zona de peligro" para la recuperación mundial de la que advirtió en enero la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Aunque en el mundo del petróleo, como en otros ámbitos de la economía, la realidad suele dejar en evidencia a quien se atreve a hacer pronósticos, todo indica que los tiempos en los que el barril cotizaba en torno a 20-30 dólares (no hace tanto: sólo siete años) no volverán.


Mariano Marzo, uno de los mayores expertos del sector en España, es tajante al respecto: "Está más claro que el agua", dice.

De hecho, el denominado peak oil (punto máximo de la producción de crudo) se alcanzó en 2006 para el petróleo convencional (el de mayor calidad y más fácil de extraer), como recuerda Marzo, catedrático de recursos energéticos de la Universidad de Barcelona. En noviembre pasado, la AIE ya avisó de que la producción está retrocediendo a un promedio del 7% anual. Y los acontecimientos en Libia y otros países productores han espoleado el repunte de precios, que comenzó a finales de 2010, por la mayor demanda de los países emergentes.

Ernst & Young cree que la eurozona entraría en recesión con el barril a 150 $


La revolución de los jazmines ha activado las alarmas: ante el repunte de la inflación, el Banco Central Europeo (BCE) ha advertido de una posible subida de los tipos de interés que puede hacer mucho daño a España, a la cola en la salida de la crisis. Según la consultora Ernst & Young, un barril de Brent (de referencia para Europa) a 150 dólares (ahora ronda los 115) precipitaría a la zona euro a otra recesión. Para España, pinta peor: si el barril se mantiene de forma sostenida entre 135 y 140 dólares, el PIB volvería a caer este año, según Marie Diron, responsable del estudio, que advierte del "riesgo" de nuevas turbulencias financieras, que podrían golpear a España incluso con el barril por debajo de esa franja de precios.

Algunos analistas, como Emiliano Carluccio, coordinador del boletín de inflación de la Universidad Carlos III, tachan ese pronóstico de "simplificación". Pero lo que parece evidente es que España, con una de las mayores tasas de dependencia energética de la UE y una histórica propensión al derroche (su intensidad energética, que mide la cantidad de energía necesaria para producir riqueza, es de las mayores de la UE-15) tiene desde hace años una asignatura pendiente: ser más eficiente en el uso de la energía.

Como dijo el pasado viernes el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, "cada vez que sube el petróleo, el país las pasa canutas".


De mantenerse los precios actuales, España cerrará el año con un déficit energético de 46.000 millones de euros. Un dinero que va directo a los países productores, y que no se puede "utilizar para invertir en España y crear empleo", en palabras del ministro de Industria, Miguel Sebastián. Ese desequilibrio encarece la deuda pública española, en un momento de tensión en los mercados. "Supone un empobrecimiento para el país", dice José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.

En España bastaría que se mantuviera a 135 $ para que volviera a caer el PIB


El plan de ahorro aprobado el pasado viernes ha generado polémica por medidas como la limitación temporal a 110 km/h en las carreteras. Consiga o no su objetivo (reducir un 5% las importaciones de crudo), el paquete ha logrado algo inédito hasta ahora: colocar la eficiencia energética en el centro del debate. Como dice el director general del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), Alfonso Beltrán, "lo importante es trasladar a la opinión pública que esto es cosa de todos; y que se hable de ello, aunque sea mal, es bueno".

Esta semana, el Centro Complutense de Estudios e Información Ambiental y la Fundación Conama han publicado un informe, Cambio Global España 2020/2050, que aporta fórmulas para reducir un tercio el consumo de petróleo del país de aquí a 2030. Muchas propuestas dependen de decisiones de la Administración; otras, de los ciudadanos. Como señala Mariano Marzo (participante en el estudio): "Tenemos que asumir que no somos los nuevos ricos que éramos antes de 2008". Marzo aboga por "ajustarse a la nueva situación" y hacer "lo que hacían nuestros padres: utilizar el sentido común". Un sentido común que introducirá cambios en nuestra actual forma de vida.

01 precios
Subidas que recojan los costes


Es de cajón: si el usuario no conoce el precio real de la energía, la derrocha. Es lo que ha pasado en los últimos años con la luz. Para evitar impopulares subidas de precios, los sucesivos gobiernos han reconocido a las eléctricas la diferencia entre el coste de generar la luz y su precio final a través del déficit de tarifa. Resultado: un agujero de casi 20.000 millones que los usuarios pagarán, con intereses, durante décadas. Para José Carlos Díez, la última (e histórica) subida de la luz (9,8%) es "una gran medida, aunque a nadie le guste; es la más oportuna de la historia de España, porque ha sido justo antes de esta crisis". Además de nuevas subidas del recibo a medio plazo, es esperable un alza de la fiscalidad de los carburantes, que es inferior en España a la media de la UE. Los expertos abogan por introducir tasas ambientales para desincentivar la demanda de combustibles fósiles. Y el impuesto de hidrocarburos encaja en esa definición.

Algunos estudios ven viable reducir el consumo de petróleo un 33% en 20 años


02 renovables


Una apuesta costosa, pero de largo plazo


En este capítulo, España está haciendo los deberes. Prevé que el 22,7% de la energía en 2020 sea renovable (ahora no llega al 9%), frente al 20% que exige la UE. La apuesta, vital para un país sin petróleo, puede calificarse de éxito (algunas de las empresas punteras del sector son españolas), aunque tiene su coste: al ser tecnologías aún no rentables (están subvencionadas), encarecen el recibo de la luz. La Subcomisión del Congreso que analizó la estrategia energética a largo plazo (que pasó de puntillas sobre la cuestión nuclear) recomendó repartir el coste de las subvenciones entre todos los consumidores (no sólo los de electricidad).

03 movilidad


Coches eléctricos


Los vehículos eléctricos desperdician menos energía que los de combustión interna, emiten menos CO2 y, en el caso de España, su introducción masiva permitiría apuntalar el crecimiento de las renovables, al aprovechar su producción nocturna (ahora se pierde). Pero tienen tres barreras pendientes: el coste de las baterías, su autonomía y el tiempo de recarga.

04 tráfico en la ciudad


Peajes al automóvil y más bicis


El déficit energético empobrece al país y encarece su deuda pública

En este punto, abundan las ideas: Londres, Estocolmo o Milán ya imponen un peaje a los automovilistas, que puede estar vinculado al número de viajeros (a mayor número, menor es la tasa); muchas grandes capitales han peatonalizado buena parte de sus centros urbanos, cobran por aparcar y restringen la circulación de ciertos vehículos (como camiones o furgonetas) en horas punta. El denominado traffic calming (medidas para reducir la velocidad, como resaltos, glorietas y bolardos para restringir el acceso al centro histórico) ya está en muchas ciudades. La tendencia es priorizar el transporte público en detrimento del privado e incentivar la reducción del parque de vehículos, haciendo innecesario el ser propietario de un coche para desplazarse.
En el ámbito urbano, no hay medio de transporte más eficiente que la bicicleta. Barcelona ha sido pionera en España en el fomento de su uso, mediante carriles exclusivos y un sistema de alquiler de bicis públicas, aunque el gran referente europeo es Ámsterdam.

Hay propuestas que, a buen seguro, generarían polémica, como la figura de los "derechos de movilidad": títulos negociables (como acciones) que permitirían comprar o vender los kilómetros que tiene derecho a recorrer un automovilista por la ciudad.

05 ciudades


Menos suburbios y unifamiliares


Las ciudades europeas concentran el 80% de la población (70% en España), consumen el 75% de la energía y emiten el 80% de los gases de efecto invernadero. El modelo de ciudad difusa (grandes suburbios alejados de los centros de trabajo y formados, a menudo, por viviendas unifamiliares) incentiva el transporte privado, la urbanización masiva (España tiene más viviendas y kilómetros de autopista per cápita que el resto de países europeos) y el derroche de recursos: recoger los residuos y proveer de agua, energía y servicios en este entorno es mucho menos eficiente. Los expertos reclaman ciudades compactas, que propicien el transporte público y acorten los desplazamientos. Un modelo, de nuevo, es Barcelona.

06 vida laboral


Más teletrabajo y flexibilidad horaria


Para desincentivar el uso del coche, nada mejor que el teletrabajo, que está especialmente indicado para profesiones liberales. Cuando esto no es posible, los expertos proponen aumentar la flexibilidad horaria, para aplanar los periodos de hora punta y disminuir los atascos. También plantean la posibilidad de horarios comprimidos de cuatro jornadas de diez horas, en lugar de cinco días con ocho horas. Más fórmulas: adoptar planes de transporte para empresas, incentivos al carpooling (compartir el coche propio) y el carsharing (lo mismo, pero para vehículos de alquiler) y el parking-cash-out: convertir el derecho a la plaza de parking de un empleado en un aumento de sueldo.

07 edificación


Radiación solaren las casas


El estudio de Conama propone rehabilitar 500.000 viviendas al año hasta 2050 para permitir un ahorro energético del 50%. Además, asegura que las viviendas de nueva construcción pueden tener un consumo de energía un 80% inferior a la media. Con ello, en 2050 se reduciría un 46% la demanda energética del sector residencial y de servicios. Las fórmulas son variadas: optimizar la radiación solar de las casas, mejorar su aislamiento térmico, controlar la ventilación y el intercambio de calor y utilizar calderas y climatizadores eficientes.

08 hogar


Apagar los aparatos electrónicos


No por sabido está de más recordarlo: desactivar el stand-by de los aparatos electrónicos permite reducir hasta un 5% el consumo de los hogares. Según el IDAE, el 16% del consumo eléctrico en España se debe a los más de 70 millones de electrodomésticos existentes. Y hay una gran diferencia entre los dispositivos con calificación de eficiencia A y G (la más alta y la más baja, respectivamente). Los primeros consumen un 55% menos que la media y los segundos, un 125% más. José Luis García, responsable de Energía de Greenpeace, reclama que la UE exija un estándar determinado de eficiencia. "Actualmente, el etiquetado energético sólo tiene carácter informativo", recuerda.



Un excelente artículo, bien documentado y con un enfoque correcto.

El único pero, es que sólo nos muestra la punta del iceberg.

La gravedad del problema energético es mucho mayor.

Es lógico, que por el momento, los artículos en los medios de comunicación sean prudentes y no catastróficos.

Por eso entiendo el enfoque de este artículo.

Hay que ir mostrando la realidad del problema, poco a poco, para que nos vayamos acostumbrando a él, y así progresivamente vayamos adaptando nuestras neuronas a lo que se nos avecina.

Pero la gravedad de la crisis energética (que no es más que una de las infinitas caras del agotamiento global de TODOS nuestros recursos no renovables, bien sean energéticos, petróleo, gas, carbón, uranio, bien sean materias primas, aluminio, cobre, hierro, plomo, níquel, plata, estaño, zinc, …, como los recursos renovables, suelo – alimentos –, agua, bosques, especies animales – biodiversidad –, y las denominadas energías renovables – hidroeléctrica, eólica, solar, undimotriz, geotérmica, biomasa,… –, cuyas fuentes de combustible son renovables, pero limitadas, pero cuyos sistemas de generación utilizan materiales no renovables)tiene unas dimensiones en cuanto a sus consecuencias y en cuanto a sus causas mucho más relevantes.

Las consecuencias que nuestros inmediatos descendientes van a sufrir, si no se toman todas las medidas que son imprescindibles y de manera eficaz e inmediata, son una progresiva pauperización de su existencia de forma incontrolada y desigual, y el previsible colapso de nuestra actual civilización, que se dirige inexorablemente a unos niveles de organización social y económicos similares o inferiores a los de la Edad Media.

Y en cuanto a las causas, para cuya mejor comprensión recomiendo encarecidamente la lectura de cualquiera de los tres libros publicados por Donella Meadows, Jorgen Randers y Dennis Meadows, sobre “Los Límites del Crecimiento”, el primero en 1973, el segundo en 1992, y el tercero en 2002, resulta evidente que el crecimiento exponencial de la población, que sólo podemos combatir por la reducción de la tasa de natalidad (descarto radicalmente el de recurrir al incremento de la tasa de mortalidad), y el crecimiento todavía más exponencial de la actividad económica, especialmente la industrial son la causas raíz del agotamiento de nuestros recursos planetarios, que son finitos, y del agotamiento de la capacidad de regenerase de los sumideros a donde van a parar nuestros detritos.

Si para invertir la tasa de crecimiento exponencial de la población hemos aludido a la necesidad de reducir drásticamente la tasa de natalidad, para reducir el incremento exponencial de la actividad económica, la única solución es que seamos capaces de que las actuales minorías capitalistas desaparezcan, o lo que es lo mismo, pero dicho de forma menos agresiva, que renuncien, en primera instancia, a su necesidad, intrínseca del sistema capitalista, de seguir aumentando día a día sus ganancias, las del capital, y en segunda a aceptar, voluntariamente, un equitativo reparto de su poder y sus riquezas. O lo que es lo mismo a aceptar de buen o mal grado la última REVOLUCIÓN, que es absolutamente necesaria para evitar el futuro, pero próximo, colapso de nuestra civilización.

Si hasta ahora podríamos estar en contra del sistema, porque vulneraba localmente derechos y era injusto, y podía conducirnos a exterminios locales y limitados de derechos y vidas humanas, ahora nos enfrentamos a un momento histórico, en el que si no somos capaces, los humanos de superar esa forma de organización social, el sistema nos aniquilará a todos.

Estamos. lo queramos o no, nos guste o no, frente a la LUCHA FINAL.

Es por tanto lógico, que en las actuales circunstancias, las primeras advertencias sobre la situación en la que estamos, y el futuro que se nos viene encima, sean NECESARIAMENTE limitadas y un tanto, permitirme la expresión, timoratas.

En cualquier caso, enhorabuena por este artículo, que nos advierte de los primeros síntomas de nuestra enfermedad.

Solidaridad, Salud y Salu2,

AMADEUS


Quien quiera informarse en profundidad sobre el alcance, las causas y las consecuencias de la actual crisis energética, puede visitar la web www.crisisenergetica.org, que lleva más de una década ocupándose de este tema.

5 comentarios:

  1. Hola, AMADEUS. Es admirable el interés que pone usted en estos temas. También yo ayer domingo compré el muy criticable diario Público, que con este artículo no ha ido muy desencaminado pero tampoco muy completo (la punta del iceberg, ya sabe).

    Le he dejado otro comentario en su entrada anterior que confirma que, en lo esencial, usted y yo estamos de acuerdo. Este tema da mucho de sí y es interesantísimo. Es más,es de vital importancia. Creo que habría que enfocarlo en las contradicciones Norte-Sur a nivel planetario, pero de momento no está mal centrarlo en el caso español, que es el que nos ocupa por las decisiones que se acaban de tomar en nuestro espacio.

    Cordiales saludos. Merece la pena visitar su "casa".

    ResponderEliminar
  2. Amigo R.A.F.A.E.L., si no te molesta, preferiría que nos tuteásemos. Es la costumbre en mi tierra, y entre gentes con tanta afinidad, como la que parece que tenemos, me parece más procedente. Además así me siento un poco menos viejo...

    Para mí la lucha de clases, y en particular la obsesión por crear empleos en condiciones dignas ha sido siempre una constante.

    Aunque, tal vez, haya cometido muchos errores.

    Además de la importancia de luchar contra el imperialismo capitalista por razones de justicia, el descubrimiento de las limitaciones físicas de nuestro planeta, y en especial, el agotamiento de los combustibles fósiles, me ha hecho ver de forma clara, la necesidad de que en estos momentos del siglo XXI, es imprescindible una convergencia del pensamiento marxista y el ecologista, para tratar de enfrentarnos a lo que vengo llamando la LUCHA FINAL, para tratar de evitar el colapso civilizatorio hacia el que nos conduce inexorablemente el imperialismo capitalista que actualmente nos domina.

    Ya no es tan sólo una cuestión de justicia y de dignidad humana (¡qué no serían poco importantes!) sino una cuestión clave para la futura subsistencia de la especie humana.

    No sólo es clave como tu indicas la necesidad de contemplar e integrar en nuestra visión, la contradicción NORTE – SUR, a la que aludes, es que, en mi opinión, el movimiento que se está gestando en Suramérica va a ser clave en la lucha por la supervivencia de la especie.

    Ahí está naciendo un nuevo modelo de entender la realidad social, del que tenemos mucho que aprender.

    Sólo si somos capaces de emularles en su lucha, y nos quitamos de encima a los sátrapas que nos dirigen (PSOE, PP, BC, CEOE, UE, BCE, FMI, … resumiendo a todos los esbirros de los imperialistas transnacionales) lograremos entrar en una vía progresiva de decrecimiento y reparto equitativo de los recursos y la renta mundial.

    A mí, casi con toda probabilidad, no me tocará vivir plenamente el colapso que se avecina, pero a mis hijos, seguro que sí, y eso, egoístamente, me duele.

    Como me duele lo que previsiblemente le va a afectar a miles de millones de seres humanos.

    Solidaridad, Salud y Salu2.

    AMADEUS

    ResponderEliminar
  3. Si tu tierra es la mía, AMADEUS, entonces es que los dos somos andaluces, y a mucha honra.

    Mira, como veo que, al igual que yo y que muchos más, has valorado como se merece la última entrada de Dizdira acerca de Libia, te dejo, lo mismo que a ella, este interesante enlace que no leerás ni escucharás a través de la tramposísima prensa corporativa. Te propongo su divulgación.

    www.iraq-war.ru/article/243651


    Un saludo muy cordial.

    ResponderEliminar
  4. El articulo esta currado, pero hay cosas de las que ya debiamos ser conscientes y no lo somos, como decia enrique santos discepolo en un tango llamado cambalache el siglo veinte ha sido una porqueria, somos malos y mezquinos y no nos preocupamos de lo que nos rodea.

    El petroleo nunca ha sido barato y nunca lo sera, lo que se contamina con el no paga la factura que pagaremos en unos años, ademas, muchos estudios avalan y certifican que el petroleo se va a acabar, no literalmente, pero si al ritmo que lo estamos consumiendo, nos quedan unos 40 años de petroleo como mucho y de momento nadie propone alternativas serias, eso influye y gravemente en nuestro gasto energetico haciendolo aun peor.

    Las opciones que nos proponen son aun peores como la energia nuclear que ni siquiera voy a molestarme en criticarla.

    No veo tanto como tu dices eso del colapso civilizatorio, creo que esto explotara mucho antes de que llegue eso que mencionas, pero si que es preocupante que durante millones y se dice pronto pero millones de años este planeta ha sobrevivido a todo y desde hace unos 200 mas o menos estamos extinguiendolo de forma acelerada, la tierra no matara al hombre el hombre va a extinguirse de forma natural ya que se esta suicidando porque no cuida su entorno ni su habitat.

    Espero no haber sido muy pesao, un saludo

    ResponderEliminar
  5. Estimado Daniel, gracias por asomarte por aquí.

    ¿Pesao? en absoluto. Al contrario. Y lo que dices además es muy centrado.

    Es cierto que el petróleo nunca ha sido barato... ¡Tiene unos costes ecológicos que van a pagar nuestros descendientes inmensos! Lo que creo que quieren decir los que emplean ese término (yo mismo), es que el precio que ESTAMOS PAGANDO ES BARATO. Lo que como tú muy bien dices no es lo mismo.

    El petróleo es energéticamente muy caro, pues ha costado millones de años y de calorías su creación. Otra cosa es que nosotros lo estemos despilfarrando...

    Tienes toda la razón en no entrar a considerar la energía nuclear. Aunque lo que está sucediendo hoy en Japón no hubiese ocurrido, y las centrales nucleares fuesen súper seguras, que no lo son, las reservas de uranio se agotarán hacia el 2050.

    Si todo explota, como tú dices, mucho antes, y explota en la dirección correcta, tal vez nos libremos del colapso civilizatorio.

    Si conseguimos aniquilar al capitalismo y somos capaces de sustituirlo por una alternativa democrática, socialista, descentralizada y ecológica, tal vez consigamos evitar el colapso civilizatorio (que tampoco está tan lejano, entre 10 ó 30 años) y entrar en un periodo de decrecimiento en las sociedades hiperconsumistas occidentales y de moderado y austero crecimiento en el resto de sociedades que están casi en la miseria.

    Si eso ocurre, no habrá colapso sino adaptación global, planificada, socialmente justa y sostenible a los límites físicos y ecológicos que nos impone nuestro planeta, esa hermosa, contaminada y única nave espacial que da una vuelta sobre su eje cada 24 horas, como le gusta a decir a uno de los que considero mejores, más claros y más concisos analistas de la actualidad mundial, Walter Martínez, cuyos programas suelo seguir a través de TELESUR.

    Ya sé que lo más probable es que seamos derrotados en esa LUCHA FINAL, y que el imperialismo capitalista se salga con la suya y nos conduzca o a al colapso, a la implantación de una sociedad NEONAZI, después de haber aniquilado a los 4.000 ó 5.000 millones de seres humanos, que sobramos en este planeta y no comulgamos con sus ideas, pero, ¡qué quieres!, yo ya soy viejo para cambiar de bando...

    Solidaridad, Salud y Salu2,

    AMADEUS

    ResponderEliminar