El papel que las capas más desfavorecidas, las que concentran las mayores carencias de todo orden, las que menos tienen, las que no tienen nada que perder, y todo por ganar, serán sin duda el motor que movilizará el proceso de cambio.
Analizando la historia, siempre ha sido así.
Las capas más acomodadas de la población se corrompen, pierden las referencias que les llevaron a su posición de dominio, y se ven desalojadas por las capas de población desposeidas, que aportan nuevos aires, nuevas ilusiones, nuevos bríos al desarrollo de la humanidad.
En este sentido las poblaciones indígenas del cono sur es previsible que jueguen un papel crucial en el nuevo marco de relaciones organizativas, lo mismo que el mundo musulmán.
Sin duda ambos colectivos encierran un potencial de desarrollo impresionante, y que contrasta con el adocenamiento de las sociedades occidentales, carentes de referentes tanto sociales, como económicos y morales.
De las ruinas del imperio romano cuya base era el esclavismo, derribado por las hordas bárbaras que se armaron con la fuerza moral del cristianismo, nacieron los reinos feudales, en los que se produjo un proceso parcial de liberación del hombre con el consiguiente y paulatino desarrollo económico que culminó en el esplendor del Renacimiento en el que se fue larvando la liberación individual del hombre que culminaría en la liberación burguesa.
Las hordas bárbaras que van a arrasar previsiblemente al imperio occidental basado en el capitalismo, son a mi juicio esos dos pueblos, el indígena, especialmente el suramericano, y el musulmán.
La relación alienadora del capital sobre el trabajo se verá superada por otro tipo de relación que aún está por definirse.
Igual que la relación amo/esclavo dió paso a la relación señor/siervo, y ésta a su vez se vió superada por la del capitalista/trabajador, ésta saltará por los aires y dará paso a un nuevo tipo de relación social que está todavía por descubrir.
Posiblemente esa nueva estructuración social rompa el actual callejón sin salida a que nos ha llevado el capitalismo: el crecimiento exponencial al infinito, la desigualdad extrema entre los habitantes de los distintos países y en el interior de cada país, el agotamiento de las fuentes energéticas y la destrucción del medio ambiente hasta límites que comprometen la supervivencia de la especie.
Todas esas contradicciones, todas esos problemas, todas esas limitaciones tienen que saltar por los aires en la nueva conformación social.
Es difícil imaginar como se estructurará esa nueva sociedad.
Es más fácil imaginar como NO se estructurará.
Está claro que será una estructura social diferente y superior, y está asimismo muy claro que deberá dar soluciones concretas al absurdo crecimiento al infinito, a las escalofriantes desigualdades actuales, al agotamiento de las fuentes energéticas y a la destrucción del medio ambiente.
¿Cómo?
Eso lo iremos viendo a medida que avanza la historia. Y todos contribuiremos a definirlo. O dinamizando el proceso o tratando infructuosamente de detenerlo.
O al lado de Odoacro, o al lado de Rómulo Augústulo.
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