sábado, 7 de febrero de 2009

SOBRE LA CRISIS ECONÓMICA ACTUAL

Las palabras de Sarkozy pueden parecer favorables a las renovables, pero las inversiones y los hechos van en otra dirección.
Los bancos no han dejado de prestar a las familias y a las empresas porque están invirtiendo en deuda pública. Es justo al revés, como los bancos no invierten en las empresas ni en las familias, porque desconfían de su solvencia, buscan refugio para rentabilizar sus depósitos en la deuda pública, que es lo mismo que están haciendo el resto de inversores no bancarios.
Como muy bien expuso Amon_Ra en el primer comentario de este hilo,
una de las causas, posiblemente la más común, de que la estacha rompa, es porque las inexpertas tripulaciones, no cobran suficiente de los springs, y no largan lo que debieran las largas.
La metáfora de Amon_Ra describe perfectamente lo que ha ocurrido.
El capitán, confiado en la bonanza del mercado, se olvida de poner los springs anticíclicos, y la nave empujada cada vez con más fuerza por los vientos del crecimiento y la especulación inmobiliaria, va forzando una y otra vez las amarras cortas, hasta romperlas, y len un brusco golpe de mar se acelerá hasta romper todas las amarras y quedar a la deriva.
El festín del mercado inobiliario en todo el mundo desarrollado ha sido el mayor de toda la historia de la humanidad.
Y los que se han pegado el gran atracón han sido los de siempre. ¿Quién ha pagado la cuenta? Pues los de siempre, también, que no son los mismos que se han pegado el atracón.
Veamos el preceso en detalle.
Después de la minicrisis del inicio de los 2000, las promotoras inmobiliarias inician el baile. Con el dinero de su habitual pareja, la banca, inician el baile. Contratan como orquesta a sus amigos de las grandes constructoras y el compás de la música empieza a acelerarse. Como estamos en tiempo modernos, y las fiestas no pueden circunscribirse a la alta sociedad, los bancos se encargan de invitar a la plebe, pero eso sí, pagando una pequeña entrada, unas pequeñas comisiones, unos moderados intereses, y el compromiso, porque como sus modales no son muy depurados, de que lo que se rompa, lo pagaran ellos. Sigue el baile, y el compás de la música empieza a acelerarse. Las grandes constructoras, contratan a otros músicos menos cotizados, para poder ellos mismos participar plenemente de la fiesta. Y el baile sigue, un día, otro,... para que todo el mundo sea feliz, las inmobiliarias y las constructoras reparten algo de sus capitales, eso sí a un buen precio, porque el baile merece la pena, entre pequeños inversores que se siente honrados por echar un baile, lejos de los salones principales, pero ellos creen que están en la gloria. Y sigue la fiesta. Lo normal es que la fiesta no dure más de tres días seguidos, porque la autoridad (monetaria) suele aparecer para aguarla antes de que las cosas degeneren. Pero en esta ocasión ha sido habilmente comprada, y no aparece. Nada de medidas anticíclicas, ¡qué prosiga el gran baile del mercado!
Y así llegamos a 2007.
Los efectos del éxtasis, de la coca, y de la heroína empiezan a dejarse sentir. Empieza la resaca (mediados del 2008).
¿Dónde están los músicos iniciales? Las grandes constructoras hace tiempo que dejaron de tocar, han cobrado sus emolumentos de las inmobiliarias, y ¡cómo no! se han marchado sin pagar. Los pequeños constructores quedan atrapados en los concursos de acreedores, teniéndose que tragar unas quitas y esperas leoninas. Las grandes promotoras, han conseguido colocar la inmensa mayoría del pastel entre las jóvenes e ilusionadas parejas que compraron sus tiquets, para el gran bailde de su vida a un precio y en unas condiciones leoninas. Les quedan unos pocos pedazo de la tarta, que sus amigos de la banca les ayudan a digerir. Algunos banqueros se han indigestado demasiado. ¡Estaba tan buena la tarta de chocolate! Pero para eso está el bicarbonato del gobierno. Un poco de bicarbonato en forma de subir el límite de garantía de los depósitos, por parte del gobierno, o sea por parte de todos los depositantes, o mejor por parte de los depositantes que no tienen depósitos, y arreglado. Y si no basta, un poco de Almax, en forma de compra de los activos a largo plazo, sin contaminara , claro. ¿Ustedes se lo creen? Y ahí se quedan en la indigencia los músicos subcontratados de las pequeñas empresas de la construcción, los bailarines invitados que compraron acciones de las inmobiliarias y de las constructoras a doblón, y los millones de jóvenes parejas condenadas a vivir una luna de hiel eterna, que, ¡oh paradojas de la vida!, no firmaron ningún papel para sellar su amor, el amor no necesita papeles, pero sí que vendieron su alma a Mefisto, por un trozo de aire, lleno de goteras, de grietas, y de ascensores que no funcionan.
¿Quién se ha llevado la parte del león? ¡Qué raro! Los grandes capitalistas de las promotoras, que además de los dividendos que se repartieron, tienen las ganancias extras de haber vendido sus acciones, que les costaron como mucho su valor nominal, por 50 o 100 veces lo que les costaron, y en muchos casos recomprándolas después, por el mismo o menor valor que lo que habían desembolsado la primera vez. Y con los pisos sin vender refinanciados por la banca, mientras los van vendiendo por encima del coste, o como máximo al coste. Las grandes constructoras, que en muchas ocasiones se han limitado a subcontrar las obras a la mitad de su valor, y que después, cuando llega la hora de la resaca le dejan el muerto a los pobres musicos, las pymes cobcontratistas, que no tienen ni para pagar sus instrumentos. Y presidiéndolo todo, los grandes bancos, sacando tajada de todas partes. Todos les rinden tributo, todos les rinden pleitesía. Los muevos emperadores del orbe hacen valer su voluntad y cobran su diezmo, pasa lo que pase. De un sitio u otro. A las buenas o las malas. Con sonrisas o lágrimas. O directa (comisiones, intereses, descubiertos, excedidos,...) o indirectamete (fondo de garantía de depósitos, recompra de activos, creación de un banco malo para concentrar los activos contaminados, nacionalización,... en definitiva socialización de las pérdidas). Legal (sin fraudes) o ilegalmente (o con fraudes).
¿Y quién la paga? Creo que no hace falta decirlo.
AMADEUS

No hay comentarios:

Publicar un comentario