AMADEUS:
efectivamente los pasos a seguir secuencialmente deberían ser:
1o - Decrecimiento
2o - Eficiencia Energética
3o - Uso de energías renovables
los tres pasos representan cambios de paradigmas y, por ello, requieren de una respuesta sistémica en la que participen todos los actores que actúan en el vector energético: esto es, todo el mundo.
Sin embargo, así como los tres pasos requieren de cambios de modelos de sociedad y de objetivos, en el caso de la eficiencia energética y, sobre todo, en el del uso de energías renovables, se precisa igualmente de la tecnología. Lo que se está planteando con comentarios como los del Sr. Brufau de REPSOL, o del lobby de la nuclear, es que esta tecnología necesaria, no es eficiente, no existe o, directamente, es una entelequia. Sin embargo la realidad es diametralmente opuesta: las tecnologías eficientes y renovables, existen, estan maduras y solo requieren de una apuesta (no tanto económica como política) que permitan su implantación masiva. Otra cosa es que el uso de las mismas implicaría conceptos como la autosuficiencia energética sobre los que, los grandes monopolios de fósil y nuclear no quieren ni mencionar por ir en contra de sus objetivos cortoplacistas de máximo beneficio en el menor tiempo posible.
Partiendo de la base del decrecimiento (a parte de las referencias de AMADEUS48 existen grupos de trabajo como la Cátedra Unesco de la UPC de Cataluña que trabajan en el tema y que tienen publicaciones buenas al respecto), la demanda energética que quede para cubrir las necesidades humanas debe reducirse al máximo con la eficiencia y cubrirse con renovables. Evidentemente si un cambio de paradigma como el decrecimiento no es viable a corto plazo, la implantación masiva del concepto de eficiencia energética o de los sistemas de renovables tampoco. sin embargo, lo importante es saber que ese es el camino e ir hacia él. Repito, las tecnologías existen y si bien economicamente empiezan a ser competitivas con el resto de tecnologías fósiles y nucleares, oikonomicamente estan más que justificadas.
Salut
Estoy también parcialmente de acuerdo contigo en que la tecnología de generación eólica es competitiva, tanto desde el punto de vista económico, como sobre todo energético, con la nuclear, la del ciclo combinado (a los precios que se va a poner el gas), y el carbón, en la medida que tengamos en cuenta, como hay que tener, los costos de emisión de CO2, y eso sin tener en cuenta su carácter renovable.
Si bien es cierto que la eólica tiene un importante talón de Aquiles: su variabilidad. Pero eso es algo que se puede solucionar a corto plazo mediante un adecuado mix energético, y en el futuro, gracias a la generación fotovoltaica y termoeléctrica de alta temperatura (CSP) si ambas o alguna de dichas tecnologías se desarrollan adecuadamente para alcanzar umbrales razonables de rentabilidad, sobre todo energética, que la económica, no deja de ser una ilusión óptica, pues depende de la cantidad de papelitos de colores que le dé por imprimir a la Reserva Federal o al BCE, cuando la Merkel no se lo prohíba, y la UE le empiece a tomar el gusto.
En caso contrario, la solución en el caso del sistema eléctrico español pasaría inexorablemente por la reconversión de nuestros actuales pantanos, que en su mayoría constan de centrales hidráulicas convencionales, en una red de centrales mixtas reversibles, de forma que el agua acumulada en los embalses de cotas más bajas pudiese bombearse a los situados aguas arriba en épocas de fuerte eolicidad, para acumularse allí la energía sobrante en esos períodos, y turbinarse en sentido contrario, cuando a Eolo le diera por dejar de soplar.
Esa podría ser la solución para el caso español, pues en cada país o región hay que analizar cuáles son las alternativas más idóneas.
Es obvio que los intereses de Brufau, como los de las gasistas y los de las nucleares van por otros derroteros, pero eso es harina de otro costal.
En cualquier caso el problema del transporte especialmente de mercancías, que el de personas se reducirá inexorablemente al mínimo, es mucho más complejo e incierto.
Es ahí donde el cambio de paradigma es absolutamente imprescindible: o volvemos a localizar la producción cerca del consumo y abandonamos esa loca carrera emprendida por una globalización mal entendida, o será muy difícil resolver esta cuestión. Yo me inclino a creer que la lógica de la realidad se acabará imponiendo, y viviremos un proceso inverso: nuestros países deberán volver a producir los productos que antes producían y ahora importan, empezando, como es lógico, por aquellos en los que el coste energético del transporte es relativamente mayor, hasta llegar, prácticamente a una producción 100% local (salvo aquellos productos en los que el coste energético del transporte sea absolutamente insignificante).
Por supuesto que las tecnologías del vehículo híbrido, del eléctrico, del de hidrógeno, algo podrán aportar, pero las necesidades energéticas del transporte son de tal magnitud, que se me hace difícil imaginar que les podamos hacer frente salvo que seamos capaces de reducirlas considerablemente.
Como ves yo creo que coincidimos al 100%, y que las discrepancias si las hay, es probable que sean más fruto de una malinterpretación de conceptos que de una divergencia real.
Si vuelves a leer este mensaje, mucho te agradecería que me dieses alguna referencia de la Cátedra UNESCO de la UPC que citas, aunque intentaré, de todos modos, buscar referencias en la red.
Solidaritad, Salut y Salutacions,
AMADEUS
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